Cómo auditar la información no financiera
Las
nuevas normas de la Unión Europea sobre la divulgación de información
no financiera por parte de las empresas, que empezarán a aplicarse ya en
el actual ejercicio 2017, asignan nuevas responsabilidades a las firmas
de auditoría. La entrada en vigor de las nuevas reglas está pendiente
de la transposición de la Directiva 2014/95 a la legislación española,
pero en la práctica ya podemos ir haciéndonos a la idea de que los
auditores legales habremos de emitir un dictamen para comprobar que el
informe de gestión de las grandes empresas incluye información sobre
cuestiones medioambientales, sociales y laborales, entre otras variables
no financieras que influyen en la actividad empresarial.
Las
nuevas exigencias de la Unión Europea son positivas, en tanto en cuanto
responden a una demanda de mayor transparencia por parte de los
distintos grupos de interés de las empresas y de la sociedad en su
conjunto. En un mundo en cambio permanente y marcado por la revolución
de las nuevas tecnologías, los auditores debemos ser flexibles y adaptar
nuestras habilidades tradicionales en materia financiera y contable a
otras áreas de la actividad empresarial. En definitiva, los auditores
necesitamos abrir más los ojos y ampliar nuestro radio de acción, con el
fin de ofrecer una imagen más precisa y completa de las organizaciones
que analizamos.
El
problema es que la nueva regulación nos adjudica ese papel a medias. La
Directiva de la Unión Europea establece que el auditor deba comprobar
que las empresas obligadas elaboren el preceptivo estado de información
no financiera, pero no impone la obligación de verificar el contenido de
dicha información. Entramos por tanto en un territorio brumoso y que
induce a confusión.
En
efecto, los inversores y otros grupos de interés pueden llegar a pensar
que el auditor verifica la información exigida, cuando en realidad lo
que hace es constatar que se recoge la misma. El riesgo de este posible
equívoco es alto y resulta potencialmente dañino para la reputación de
las firmas auditoras. La información no financiera incluye temas
sensibles, como el impacto medioambiental; los derechos laborales,
respecto a políticas de igualdad, condiciones de trabajo, salud y
seguridad; así como procedimientos de prevención de corrupción y soborno
que pueden tener consecuencias para el proceso de creación de valor y
la sostenibilidad de los resultados de las empresas. La ausencia de una
verificación rigurosa de la información no financiera es un lastre para
el, por lo demás encomiable, propósito de aumentar la transparencia de
las grandes empresas y ofrecer una visión más fiel de la realidad de las
mismas.
La
solución a estas lagunas de la nueva normativa está sobre la mesa. Para
que haya una auditoría de verdad de la información no financiera (y
podamos aplicar los mismos criterios estrictos que empleamos al examinar
las variables económicas de la empresa) hace falta una atribución legal
más amplia que nos habilite para verificar la corrección de los datos
aportados, algo que, tal y como prevé la Directiva, puede ser exigido
por los Estados miembros. Solo así seremos capaces de estimular el
compromiso de las grandes empresas con la transparencia, de generar un
marco informativo común y comparable y, en definitiva, de transmitir
credibilidad al conjunto de la sociedad.
Mario Alonso es el presidente del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España.
https://www.icjce.es/como-auditar-informacion-no-financiera
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